miércoles, 4 de mayo de 2016

Comer con extraños: la nueva tendencia que crece

Carlos Amallo es argentino y junto a su mujer Vanina recibieron en su casa de Villa Crespo a un músico francés y a una documentalista hindú. El convite era completo y bien argento, para que arranquen conociendo las claves de la cultura gastronómica local. Una sucesión de platos típicos ayudaron a romper el hielo entre dos parejas que (aún) no se conocían: de entrada; empanadas, croquetas de polenta, berenjenas en
escabeche. Luego vinieron las achuras y la carne: choripán, bondiola de cerdo y lomo. Todo regado por un buen tinto.

La cita entre los cuatro fue posible a través de la aplicación Eat With que invita a unir a las personas alrededor del mundo a través de la comida y propone un momento de intercambio, convivencia y descubrimiento con nativos para profundizar sobre las costumbres y particularidades del país que el turista visita. Esta tendencia conocida como social dinning se expande en más de 150 ciudades del mundo y es furor en capitales como París, Barcelona, Tel Aviv y Los Angeles.
A mediados del año pasado desembarcó la app en la Argentina y hoy su fuerza crece cada vez más. Está inscripta en la idea de la economía colaborativa; donde se puede elegir convertirse en comensal o anfitrión.

"En este tipo de experiencias la empatía abunda. No hay barreras idiomáticas y las expresiones universales predominan", así lo define Carlos, anfitrión y cultor de la tendencia

Se consultó a Amallo para profundizar el alcance de la idea de "comer con extraños": "A mi mujer le gusta mucho cocinar, y lo hace muy bien. Nos pareció una buena idea y una linda manera de conocer gente diversa y de otras partes del mundo", explicó.
Hace dos meses abrieron una cuenta en Eat With y a los dos días de realizar su publicación recibieron sus primeros comensales en el jardín de su casa.

"La originalidad de estas plataformas de consumo colaborativo es que se puede participar de la mesa de gente desconocida en distintas ciudades. Esto permite degustar platos típicos, familiarizarse con los ingredientes autóctonos, practicar idiomas, hacer amigos y estar en contacto directo con otras culturas, algo que no sucede necesariamente en un restaurante"; reforzó Carlos a Infobae.


Esta modalidad de intercambio entre viajeros, además de la experiencia sociocultural que representa, es elegida por algunos como una salida laboral. Los "cocineros aficionados" cobran por su servicio. Los precios de las comidas son fijados por el anfitrión, aunque se puede llegar a acuerdos con el huésped, incluso, sobre el menú.

Existen otras aplicaciones como Cookapp, Voulezvousdiner o VizEat, Cualquier usuario puede inscribirse en éstas páginas con sus datos y a partir de ese momento comienza la experiencia. Hay dos opciones: se puede ser anfitrión o comensal.

Este espacio virtual reúne todo tipo de encuentros, desde almuerzos, cenas y hasta grandes banquetes multiétnicos

Amber, una joven de Chicago fue a un evento organizado por Frank en una casona de Palermo, a través de la aplicación Vizeat, la plataforma más elegida en Europa.

Amber escribió en Vizeat luego de vivir la experiencia con los argentinos: "Quería aprender sobre el arte de hacer asados, probé morcilla, que no me gustó. La carne y el vino me enloquecieron". Comentó que su primer experiencia fue en Berlín y que en breve irá a Marruecos y que buscará probar esta experiencia allá también.

Con un aporte sociocultural, Ezequiel Romero, ejecutivo de una empresa de comunicación gastronómica se refirió al fenómeno del "social dinning": "comer con los demás comunica valores, potencia una comunidad, activa relaciones, promueve la solidaridad y la confianza dentro de un grupo y estimula vínculos de igualdad. Incluso, en el pasado, eran muy usuales las mesas comunitarias y los grandes banquetes, pero la modernidad ha alterado esta dinámica".





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