lunes, 2 de mayo de 2016

Inventó algo que usamos todos y no podrás creer cuánto ganó

Cuando alguien diseña un avance tecnológico que cambia el mundo, asumes que recibirá una justa recompensa. Lo vemos todos los días. Fundadores de compañías como Microsoft, Apple, Google o Facebook están entre los más ricos del mundo.

Y si no te conviertes en multimillonario, al menos queda el consuelo de la fama. ¿Quién no
conoce a Thomas Edison, Graham Bell o Nikola Tesla?

James GoodFellow, el inventor del cajero automático, no tiene ni lo uno ni lo otro. Por su invento sólo cobró 12 euros, pese a que ha ayudado a millones de personas en todo el mundo, y los bancos han ganado una fortuna a su costa.

Antes de 1966 los bancos cerraban por la tarde y los fines de semana, así que si se te olvidaba sacar dinero el sábado por la mañana tenías que aguantar con lo que llevases en la cartera hasta el lunes. Las colas en los bancos para sacar dinero, como es fácil adivinar, eran un infierno.

Por aquel entonces James Goodfellow era un ingeniero británico que trabajaba en la firma Kelvin Hughes, perteneciente a Smiths Industries, una empresa de fabricación de maquinaria. Goodfellow recibió el encargo de diseñar un método para que los clientes pudiesen sacar dinero cuando los bancos estaban cerrados.

Aunque ya existían las primeras patentes de cajeros automáticos en 1963, eran máquinas que sólo servían para recibir dinero (no entregarlo), y no podían identificar a los usuarios.

Goodfellow inventó una máquina con botones que usaba unas tarjetas perforadas para identificar a los clientes: el cliente introducía su tarjeta perforada junto a un número de identificación personal que permítía identificarlo de forma automática, sin necesidad de un operario. James Goodfellow fue también el inventor del PIN.

La patente de este primer cajero autómatico se registró el 2 de mayo de 1966, así que esta semana se cumple el 50 aniversario. Goodfellow recibió un pago de 12 euros por su invento y, tras una fase de pruebas, el primer cajero automático se instaló en el Westminster Bank en 1967. Actualmente hay más de tres millones de cajeros en todo el mundo, que han reducido las colas de los bancos y han salvado la vida a millones de personas que se han quedado sin dinero cuando el banco está cerrado.

Su inventor, James Goodfellow, nunca ha cobrado ni un céntimo por crear el primer cajero automático, aunque en 2006 fue nombrado Caballero del Imperio Británico por inventar el PIN y contribuir al desarrollo del país.


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