lunes, 23 de enero de 2017

Tapiocas - Pinamar y Villa Gesell seguirá "vedado" por estas pequeñas aguavivas

"Las tapiocas se acercan a la costa cuando hay viento continental. Cuando rota el viento y viene del sur desaparecen pero apenas vuelve a cambiar la dirección regresan", explica Pablo, guardavidas en Cariló. El nombre científico de la tapioca es Liriope tetraphylla, mide menos de un centímetro de diámetro y es prácticamente invisible ya que el 95% de su organismo es agua. Eso sí, si uno entra al mar y "arrastra" la mano por debajo de la superficie siente el roce de estas mini medusas invasoras. "Se reproducen muy
rápidamente y no hay solución alguna, depende del cambio de marea y viento", explicó Jennifer Pezzo, de la Fundación Ecológica Pinamar. Los hombres las sufren especialmente en la zona de los genitales, pero también afecta en las axilas, los párpados, la boca y todas las zonas sensibles del cuerpo. Según explican los expertos no hay mucho por hacer más que aguantarse el ardor, que se va al cabo de unas horas. Aunque cada uno tiene una solución para calmarlo. Pablo, el guardavidas, sugiere "neutralizar el efecto con amoníaco, sin exposición al sol y con agua dulce". Pezzo recomienda que si uno quiere entrar igual al mar lo mejor es "ponerse vaselina en todas partes del cuerpo para que no pique, y cuando se sale del agua darse una ducha de agua dulce". En caso de que el roce de la tapioca produzca una reacción alérgica, el uso de vinagre puede ayudar para calmar los efectos del ácido que despide este pequeño demonio de las aguas. No obstante, la tapioca, que es un infierno de día, brinda un espectáculo alucinante de noche. Si se sale a caminar por la playa en la plena oscuridad, a veces se las puede detectar sobre la arena en la orilla: es que, como las noctilucas, forman estelas de luz sobre la arena.

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