viernes, 18 de julio de 2025

El primer destello de la atracción: Lo que la ciencia revela sobre las preferencias iniciales entre hombres y mujeres

 


Cuando se trata de desentrañar los misterios de la atracción humana, la ciencia nos ofrece un mapa fascinante, aunque no exento de matices. Los estudios contemporáneos coinciden en que, más allá de las preferencias individuales, existen patrones recurrentes que guían el interés inicial entre hombres y mujeres, especialmente en el plano físico, donde los instintos biológicos aún resuenan con fuerza.

En el caso de las mujeres, las investigaciones señalan que el cuerpo masculino desempeña un papel central en ese primer destello de atracción, tanto en vínculos efímeros como en relaciones duraderas. Un rasgo físico destaca por sobre los demás: la proporción entre los hombros y la cintura. Esta característica, según diversos estudios, es percibida inconscientemente como un signo de fortaleza, protección y salud reproductiva. La amplitud de los hombros, en contraste con una cintura más estrecha, parece erigirse como un símbolo universal de masculinidad que capta la atención inmediata.

No obstante, el rostro masculino no queda relegado. Investigaciones de prestigiosas instituciones, como la Universidad de Saint Andrews y la Universidad de Durham, ambas en el Reino Unido, subrayan que las mujeres tienden a fijarse primero en rostros angulosos, con mandíbulas marcadas y pómulos prominentes, rasgos que, según un estudio publicado en Nature Communications por la Universidad de Abertay, se asocian con un sistema inmunológico robusto y niveles elevados de testosterona. La simetría facial, la presencia de barba o el cuidado del cabello también figuran en esta lista de preferencias iniciales. Curiosamente, un trabajo de Jessica Tracy, de la Universidad de British Columbia, agrega que los hombres con expresiones serias, que sonríen menos, suelen ser percibidos como más atractivos, proyectando una imagen de seguridad y dominio.

Otro aspecto sorprendente emerge de un estudio de la Royal Society Open Science, realizado por la Universidad de Cambridge, que exploró las preferencias de 800 mujeres heterosexuales de diversas edades y orígenes. Los resultados revelan una marcada inclinación por hombres con piernas más largas, un rasgo que, junto con la altura, se vincula a la masculinidad y a la deseada diferencia estatural en la pareja. Según un análisis conjunto de la University of North Texas y la Rice University, el 50% de las mujeres prefiere salir con hombres más altos, un dato que refuerza esta percepción.

Por su parte, los hombres no son inmunes a estos patrones de atracción. Jessica Tracy, en otro de sus estudios, destaca que ellos valoran especialmente la sonrisa en las mujeres, considerándola un atributo de gran atractivo, un reflejo de calidez y apertura emocional.

En un plano más amplio, un estudio publicado en PLoS One clasifica los criterios de atracción en tres categorías fundamentales, válidas tanto para hombres como para mujeres: la estética (edad, atractivo físico, constitución), la personalidad (confianza, conexión emocional) y los recursos (inteligencia, educación, estabilidad económica). Estas dimensiones, entrelazadas, configuran el complejo entramado de la atracción humana.

Así, la ciencia nos recuerda que, aunque el corazón y la mente tejen conexiones profundas a largo plazo, el primer encuentro está teñido por el instinto, donde el cuerpo, el rostro y los gestos actúan como un preludio que despierta el interés. En este juego de miradas iniciales, los hombros anchos, las facciones marcadas y una sonrisa oportuna parecen ser los protagonistas de una danza tan antigua como la humanidad misma.



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